Vamos a suponer que estáis convencidos de que no tiene sentido vestir de otra manera que no sea sostenible, sin embargo se han colado en el imaginario colectivo algunas ideas que pueden frenar nuestras ganas de cambiar a un modelo distinto de consumo de ropa. Mi intención es desmontar algunos de los mitos más comunes:
Mito 1: La ropa sostenible no es mi estilo.
Mucha gente sigue identificando la ropa sostenible con ropa ancha, hippy, de colores llamativos o deportiva… Esto no es cierto, a día de hoy existen alternativas para todos los gustos y cada momento.
Más adelante compartiré con vosotros una guía de tiendas de moda sostenible para poder encontrar de un vistazo un montón de opciones. Como ejemplo podéis ver este desfile de la asociación de moda sostenible de Madrid, que se celebra desde hace algunos años.
Mito 2. La moda sostenible es cara.
Hace años puede que sí, pero actualmente, gracias al aumento de marcas que ofrecen prendas fabricadas bajo principios de sostenibilidad y al aumento de la demanda de este tipo de moda los precios son más asequibles.
Aun así hay que tener en cuenta que la moda ética se fundamenta en respetar el medio ambiente, utilizar productos libres de pesticidas y salvaguardar las condiciones laborales dignas de las trabajadoras implicadas. Si comparamos el precio de una prenda fabricada bajo estos requisitos con el de otra que no respeta estas condiciones indudablemente va a ser mayor. La pregunta que creo que deberíamos hacernos es si es adecuado el precio al que estamos acostumbrados a ver las prendas de ropa en algunas tiendas y qué implica.
En cualquier caso una apuesta por la moda sostenible no nos debe llevar a cambiar cada una de nuestras prendas por el mismo número fabricadas de manera ética…si no a un cambio de mentalidad, a una manera de consumir moda más responsable en la que valoremos la calidad por encima de la cantidad. Los diseños y los materiales de calidad son más resistentes al paso del tiempo. Un buen diseño no se pasa de moda y una prenda de calidad resiste lavados, no se deforma…por lo que a la larga nuestra inversión es menor.
Existen además otras alternativas que ayudan a nuestra economía y a reducir el número de prendas que se fabrican.
Hablamos de la compra en tiendas de segunda mano, por ejemplo. Es cierto que hay un debate al respecto. Está demostrado por varios estudios como el Second Hand Effect, de la ONG Internacional WWF, que el consumo de ropa de segunda mano reduce la huella de carbono, agua y desechos (es bastante lógico, porque no se fabrica una prenda nueva). Sin embargo puede que no sea una prenda ética (aunque no estemos dando directamente el dinero a quien la fabrico), puede que no fuera hecha bajo condiciones laborales justas o materiales no dañinos. Aún así por si creéis que puede ser una buena manera para empezar el cambio os dejo un guía con algunas tiendas de segunda mano.
Otra opción para disminuir la cantidad de ropa que no nos ponemos casi nunca, es alquilar los vestidos para ocasiones muy especiales, como las bodas. Tiene la misma limitación en cuanto a sostenibilidad que la ropa de segunda mano. Hay varias, algunos ejemplos son: Dresseos, La más mona, Tu misma
Otra opción, para aquellos afortunados que tienen tiempo y habilidad es la opción de arreglar las prendas que se estropean, de darles un toque personal para renonvarlas… como todo lo que se pone de moda tiene un nombre inglés acabado en ing: visible mending
Son algunas de las alternativas que podemos explorar
Mito 3. Encontrar marcas de moda sostenible es difícil:
No es verdad, lo podemos hacer desde casa: Hay muchas, y cada vez más, tiendas de ropa sostenible on line, esto permite una compra sencillísima y ajustar más el precio, pero tiene el inconveniente de no potenciar la economía local.
En internet podemos encontrar tiendas online multimarca como Moves To Slow, I Feel Dress o FairChanges o directorios como la Guía Slowear o el portal de Ecovamos donde podemos comparar marcas y ver precios y modelos de diferentes diseñadores sostenibles.
A nivel local existen asociaciones de moda sostenible como la de Barcelona, Andalucía, Madrid o Murcia, que funcionan como punto de encuentro de las diferentes marcas de moda sostenible de cada ciudad. Y existen también cada vez más tiendas físicas donde podemos hacernos con nuestra moda sostenible. En Barcelona (Humus, GreenLifeStyle o Moda en Positivo) en Madrid (The Circular Project, Ecoalf, Biocottoniers, Trendy and Green) en Málaga (Veganized Non Toxic) , en Sevilla (Verde Moscu) y muchas más que iremos viendo.
Mito 3: La moda es lo que es y cómo yo me vista no va a mejorar nada.
No es cierto, es una pena, pero no somos conscientes del poder que tenemos como consumidores y hay ejemplos muy importantes de como cambios reclamados por una minoría al principio se han convertido en la petición de muchos y han obtenido respuesta.
Me parece muy interesante este libro. Tu consumo puede cambiar el mundo. De Brenda Chávez
Mito 4: Es muy difícil saber si realmente es ético o no.
Nos la pueden colar, está claro, pero teniendo claro lo que estamos buscando no es fácil. Actualmente hay bastantes sellos que certifican que una prenda ha sido elaborada de manera sostenible. Cada uno tiene sus matices.
Sellos de ropa ecoética
El certificado GOTS acredita que al menos un 70% de las fibras del tejido son de cultivo ecológico (al menos un 95% en el caso de la variante GOTS organic), prohíbe el blanqueo con cloro en el caso del algodón y limita algunos metales pesados y ciertas sustancias químicas en todo el proceso de producción.
Naturtextil IVN Best es el certificado más estricto: todas las fibras deben ser de producción ecológica (solo permite algunas sintéticas en algunos accesorios), solo se puede blanquear con oxígeno y prohíbe o restringe de forma severa las sustancias catalogadas por la legislación europea como perjudiciales para la salud, incluidas aquellas que se utilizan en la fase de acabado del tejido (ya que, si quedan restos en la pieza de ropa, entran en contacto directo con la piel) y las sustancias contaminantes de aguas residuales de las fábricas (que son de uso común, y que en algunos casos no pueden ser eliminadas en las plantas depuradoras). Por otro lado, este sello también es el que va más allá por lo que respecta a las condiciones laborales en toda la cadena productiva (sueldos, jornada laboral, medidas de seguridad, libertad de sindicación, etc.).
El sello Naturleder, para las piezas de piel, es de la misma entidad que el anterior y también es muy estricto.
Standard 100 prohíbe o limita las sustancias perjudiciales para la salud o contaminantes, de una manera más estricta que GOTS y menos que Naturtextil.