Cardillos

Es infinitamente amplia la etiqueta de naturaleza en el blog de Spinola, así que este mes pretendemos mostrar una planta silvestre, creemos que bastante conocida para muchas personas. Este tema era el primero que queríamos presentaros, pero con unos meses de febrero y marzo tan secos por la zona del Sistema Central, la vegetación aun no se había desarrollado. Gracias a las últimas lluvias de abril, las plantas han nacido y han crecido. La paciencia, la espera… son importantes para apreciar lo que nos rodea.

No somos botánicas ni biólogas, el punto de vista que queremos ofrecer es un despertar de la curiosidad para quien no conozca las plantas silvestres,  compartir información, respeto al medio o generar un interés en la gratitud de la naturaleza. De momento solo sabemos recoger unas cinco plantas silvestres, hoy queremos compartir una de ellas con toda la comunidad, este conocimiento lo hemos adquirido a través del saber popular de nuestros padres y madres y de las personas mayores del pueblo y nos parece una oportunidad poder aunar la tradición con las nuevas formas de comunicación.

Nos parece importante recuperar y mantener  este saber popular  de las plantas silvestres como una forma de actuar en kilómetro cero en la actualidad y una oportunidad para conocer la supervivencia de las personas del lugar, en otro tiempo.

Las plantas que os presentamos son los cardillos, quizás dependiendo de la zona lo conozcáis con otros nombres como tagarninas o cardo de olla.

Cuando comienzan las tardes a tener unos minutitos mas de sol, ya empezamos a pasear por las zonas en las que suelen aparecer los cardillos, comienza el entusiasmo por ver cuándo crecerán. Nos encantan los paseos buscando estas plantas; desde nuestra experiencia, cuando llegas al campo, ves todas las hierbas iguales, verdes…pero, según vas observando,  comienzas a distinguir estos cardillos que son unas plantas de las familias de los cardos.

Estas plantas silvestres crecen a principios de primavera, si viene lluviosa, y aquí las recogemos en campos, en los bordes del camino, en las lindes de los campos de cereal, a unos 650 metros de altitud respecto al nivel del mar.

Nosotros los cogemos con la ayuda de una azadilla, e intentamos coger la planta entera, sin el tallo, para después poder pelarlo mas fácilmente; los echamos en una bolsa o cesta y cuando esta llena damos por concluida la tarea. A veces se tarda cinco minutos en llenar una bolsa y te vuelves dejando alli muchos cardillos y otras veces  puedes estar dos o tres horas y no ver ninguno, ahí está la magia de recoger plantas silvestres.  Con lo que entra en una bolsa después de pelado da para unos dos o tres guisos, que, al ser un producto de temporada, ha de comerse de forma casi inmediata después de recogerlo.

Para limpiarlos, deben estar tersos, nosotros los cogemos por el tallo con una mano y con el dedo índice, corazón y pulgar de la otra rasgamos desde el centro de la planta hasta el extremo de cada hoja, una a una, para desechar la parte que pincha y reservar la parte central de cada hoja.

Yo los pelo con guantes,  mi bisabuela los pelaba sin ellos, supongo que cada persona tendrá su forma de pelarlos.

Después de pelados cortamos el tallo, y los partimos en trozos como de tres o cuatro dedos de largo y los  ponemos en agua para limpiar. Nosotros solo los limpiamos en agua, quizás otras personas añadan algún producto desinfectante….

Por último, para comerlos, a nosotras como mas nos gustan son cocidos, en arroz o en guiso; esta vez los hicimos en guiso con alcachofas y guisantes. Con las hojas sobrantes de las alcachofas y las vainas de los guisantes hicimos unas cremas.

Nos encantaría saber si recogéis alguna planta silvestre

“Cuando solo compras lo necesario ayudas a la Natura. No olvidemos que no comprar es gratis y grato” Joaquín Araujo.

Bea